Leer es una de las actividades intelectuales, exclusiva del ser humano, más fascinante que hay.
Para la mayoría de las personas, leer parece una actividad sencilla. Las letras, formando palabras, desfilan ante nuestros ojos dando un significado inmediato, casi de forma mágica, a un código determinado.
Y sin embargo, eso que parece tan sencillo implica una gran cantidad de procesos de enorme complejidad a nivel del cerebro. La escritura, y por ende la lectura, es un invento humano relativamente reciente de hace unos miles de años.
Pero, en realidad el cerebro humano no está diseñado para leer.
¿Qué pasa con aquellos cerebros que se resisten a lo que no es natural?
Que consigamos leer y que consigamos que la lectura sea, como afirmó Proust, ese milagro de la comunicación en medio de la soledad no debe convertirse en un estandarte para estigmatizar al cerebro del disléxico que no quiere o no puede ajustarse a lo que, arbitrariamente, hemos decidido que es lo normal.
Las investigaciones actuales con modernas técnicas de imagen permiten el estudio de la actividad cerebral in vivo y nos muestran cómo que durante la lectura intervienen un gran número de procesos neuronales completamente ajenos a la comprensión de las palabras. Es como si se usaran «retales» de neuronas para establecer las conexiones necesarias para ser capaces de leer.
A la dificultad que presentan algunas personas para reorientar esos» retales» para poder leer es a lo que llamamos DISLEXIA, y gracias a esta hemos podido entender algo de cómo consigue el cerebro convertirse en un cerebro lector.
PARA PADRES Y MADRES QUE DESEAN MEJORAR LA AUTOESTIMA Y SEGURIDAD DE SUS HIJOS CON DISLEXIA